sábado, 19 de septiembre de 2015
En el Sismo de 1985 yo estaba en Sonora, como Secretario de Gobierno del estado. Mi familia vivía en la Ciudad de México y, como mucha gente, viví , la angustia e incertidumbre, y ellas en el D.F. el pánico del terremoto y el tamaño de la tragedia. Hoy es nuestra responsabilidad que la memoria de lo ocurrido no se pierda en las nuevas generaciones que no vivieron aquel día. Los fenómenos naturales no se pueden evitar, pero sí podemos reducir las pérdidas humanas y materiales si actuamos responsablemente y, sobre todo, planeamos nuestras acciones en estas circunstancias. MFB
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